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Consejos para un hogar más eficiente

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Consejos para conseguir un hogar más eficiente y menos contaminante, y ahorrar dinero

Según la Fundación la Casa que Ahorra, cada hogar español emite a la atmósfera 5 toneladas de CO2 al año.

De hecho, aunque cuando hablamos de contaminación y emisiones de CO2 a la atmósfera, casi todos volvemos la vista a la industria y al tráfico, la realidad es que el sector inmobiliario es responsable de un 30% de los gases contaminantes que se emiten a la atmósfera en nuestro país, lo que lo convierte en uno de los principales emisores debido, fundamentalmente, a un parque de viviendas antiguo y construido, en su mayor parte, en épocas en las que no había una normativa de eficiencia.

La consecuencia es un considerable derroche energético que afecta negativamente a nuestro entorno, pero también a nuestros bolsillos.

Sin embargo, en nuestra mano está disminuir este gasto de energía y conseguir que nuestros hogares sean más eficientes y, por lo tanto, menos contaminantes.

Para conseguirlo, no es imprescindible realizar un gran desembolso económico. De hecho, es posible reducir de manera considerable nuestro gasto energético, realizando reformas no excesivamente costosas, y cambiando determinados hábitos o comportamientos que afectan a nuestro consumo de energía.

Así que comencemos, y veamos cuáles son esos cambios o reformas que nos permitirán hacer que nuestra vivienda sea más eficiente:

  1. Las ventanas

Unas ventanas sin el aislamiento térmico adecuado pueden hacer perder aproximadamente entre un 20% y un 35% del calor o el frío que producen calefacción y el sistema de aire acondicionado, lo que las convierte en uno de los elementos fundamentales para lograr un hogar más eficiente.

Por eso, invertir en unas ventanas nuevas que proporcionen un buen aislamiento térmico será siempre una muy buena idea.

En el mercado podemos encontrar una gran cantidad de alternativas en aluminio, PVC o madera, cuyo precio variará en función del factor de aislamiento térmico y acústico, la permeabilidad al aire, estanqueidad al agua…

Se trata de una obra no excesivamente cara, bastante rápida y para la que, además, se puede pedir una subvención o ayuda en la mayoría de las comunidades autónomas.

Por supuesto, es fundamental pedir varios presupuestos, informarse sobre calidades y niveles de aislamiento, y contar con un instalador profesional que nos garantice que se hace un buen trabajo de instalación y sellado de nuestras nuevas ventanas.

Si no podemos o no queremos asumir los gastos que implica un cambio de ventanas, tenemos la posibilidad de mejorar el aislamiento tapando grietas y huecos en los  cajetines de persianas y en los marcos da las ventanas con látex, silicona o burletes adhesivos

  1. Aislamiento de suelos y paredes

Junto con las ventanas, los suelos y paredes son los elementos a través de los que se producen mayores pérdidas de temperatura en una vivienda.

En el caso de las paredes, la solución más perfecta implica acometer una obra de rehabilitación en toda la envolvente del edificio, pero es una intervención cara y para las que tenemos que contar con la aprobación de la comunidad de propietarios, en el caso de que vivamos en un piso, algo que no siempre es posible.

De todas formas, existen alternativas que no implican un gasto excesivo, y que permitirán mejorar el aislamiento de suelos y paredes. Entre ellas: poner una base de aislante térmico en el suelo, lo que implicaría cambiar el suelo de la vivienda; instalar un suelo de madera, que es un aislante natural; poner en las paredes planchas de Poliestireno expandido, paneles de fibra de madera o inyectar celulosa.

Por último, nos quedaría la opción de aprovechar elementos de decoración para mejorar ese aislamiento térmico. Por ejemplo, una buena alfombra puede ayudarnos en invierno a mejorar el aislamiento del suelo de nuestro hogar.

  1. La calefacción/refrigeración

Los combustibles fósiles siguen siendo los más utilizados en los hogares para alimentar la calefacción y generar agua caliente sanitaria. Prácticamente desaparecido el carbón, salvo casos muy excepcionales, nos quedan el gasoil y el gas natural, que es el sistema que predomina ahora mismo en nuestro país.

De los dos, el más contaminante y también el que tiene el precio más alto es el gasoil que, sin embargo, sigue recomendándose en zonas donde el frío es más extremo, debido a que funciona mejor en ese tipo de condiciones.

En el caso de que la instalación sea de gas natural, si tu vivienda tiene una caldera ya antigua que no rinde como debería, quizá sea interesante plantearte, aunque aún esté en uso, comprar una caldera de condensación. Aunque implican realizar una inversión de cierta importancia, consiguen un ahorro de entre un 15% y un 30% en consumo de energía, lo que acaba convirtiéndolas en una opción rentable en muy poco tiempo y, además, mucho más respetuosa con el medio ambiente.

Como alternativa, ya no futura, sino presente, a los combustibles fósiles, tenemos las fuentes de energía renovables. No contaminan y reducen al mínimo la factura del consumo eléctrico, aunque en algunos casos, requieren de una fuerte inversión inicial, para poner en marcha la instalación.

Ahora mismo, de los sistemas que se nutren con fuentes de energía renovables, los más instalados en viviendas son los de aerotermia, por su eficiencia, precio, y la posibilidad de adaptar las instalaciones ya existentes, si se quieren utilizar como calefacción. Un sistema sobre cuyas características, ventajas e inconvenientes ya hablamos de manera extensa en un reciente artículo en el que explicábamos qué es la aerotermia y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.

Además, para ahorrar y ser más eficientes es importante que tengamos en cuenta dos aspectos muy importantes: el mantenimiento del sistema o de los aparatos que utilizamos para calentar o refrigerar nuestra casa, y el uso que les damos.

  • Mantenimiento del sistema de calefacción.

Para garantizar el mejor funcionamiento de nuestro sistema de calefacción o refrigeración es fundamental que realicemos un buen mantenimiento de los aparatos.

Revisar la caldera periódicamente, con el fin de comprobar su rendimiento y el nivel de emisiones; purgar el aire de los radiadores al principio de la temporada de frío, para que no dificulte la transmisión del calor al exterior. Limpiar los filtros de la unidad interior de bombas de calor y aparatos de aire acondicionado o comprobar que la unidad exterior está libre de obstáculos son algunas de las acciones básicas para garantizar que tu sistema de calefacción/refrigeración rinde correctamente.

Por último, si tu vivienda está en una zona de costa, conviene que cada cierto tiempo contrates a personal especializado para que limpie posibles restos de salitre que se hayan acumulado en el aparato exterior de tu bomba de calor.

  • Uso responsable de los sistemas de calefacción y refrigeración

Hay que tener en cuenta que cada grado de más o de menos, en función de si estamos en invierno o en verano, supone un aumento del gasto de entre un 5% y un 10% en nuestra factura energética. Por ello, es fundamental seguir las recomendaciones de los expertos, que aconsejan que en invierno mantengamos nuestras casas a unos 20 grados durante el día, y a 15 cuando estamos fuera o durmiendo. En verano, será suficiente con que la mantengamos en torno a los 22-24 grados.

Usar un termostato para regular la temperatura es la mejor opción -y muy barata en el caso de que nos tengamos que hacernos con uno- para mantener nuestro hogar a una temperatura ambiente constante y razonable, proporcionándonos confort, al tiempo que ahorramos energía.

El ahorro aumentará si nuestro termostato permite programar el encendido y el apagado de la calefacción. De esta manera, por ejemplo, podremos mantenerla apagada mientras estamos fuera o dormimos, y programar su encendido con tiempo suficiente para conseguir que esté caldeada y confortable en el momento en el que volvemos a casa o nos levantamos.

  1. Iluminación

La iluminación representa aproximadamente el 15% del consumo mundial de electricidad y el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por ello, siempre que sea posible, conviene utilizar iluminación natural, evitando el consumo innecesario de electricidad. Que nuestra vivienda esté bien orientada y tenga una buena iluminación natural es algo que conviene tener en cuenta a la hora de comprar o alquilar.

Otro factor que inciden sobre el consumo y nuestra factura energética es el estado de la instalación eléctrica. Una instalación eléctrica antigua aumentará el consumo y el gasto, por lo que, si queremos aumentar la eficiencia energética de nuestro hogar, será conveniente que la renovemos. Es una obra que no tiene un coste económico elevado, y que puede implicar un más que interesante ahorro.

Por último, otra medida de ahorro y eficiencia es sustituir todas las bombillas antiguas por bombillas LED, que permiten reducir el gasto energético hasta en un 80%, y tienen una duración ocho veces superior a la de viejas bombillas incandescentes.

  1. Electrodomésticos

Los electrodomésticos, y sobre todos los de la cocina, son responsables de más del 50% del consumo eléctrico de un hogar.

En 1995 comenzó a implantarse un sistema de etiquetas energéticas en frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavavajillas, que ha ido extendiéndose a la mayoría de los electrodomésticos que utilizamos en casa, y que indica la eficiencia energética del aparato.

La escala original iba de la A a la G, pero conforme se iban fabricando electrodomésticos más eficientes, desaparecieron las calificaciones de la E a la G y aparecieron las calificaciones A+, A++ y A+++.

Con el fin de evitar confusiones, la Comisión Europea, en 2017, aprobó una nueva escala de calificación, que vuelve a la original (de la A a la G). Este nuevo etiquetado empezó a implantarse en 2020, pero convivirá con el anterior hasta 2030, fecha en la que está previsto que todos los productos solo se etiqueten con el nuevo sistema.  

A la hora de adquirir un electrodoméstico, hay que tener muy en cuenta su calificación energética. Es cierto que los más eficientes también son más caros, pero a la larga consiguen un relevante ahorro en consumo de energía, que permiten rentabilizarlos en un plazo corto de tiempo.

Por ejemplo, en el caso de un frigorífico, el electrodoméstico que más consume en cualquier hogar, comprar uno con calificación A+++ en lugar de un D puede suponer un ahorro de más de 500€ a lo largo de 10 años.

Por lo tanto, si ha llegado el momento de cambiar alguno de tus electrodomésticos, no lo dudes, y opta por uno de alta eficiencia energética. Es cierto que el precio será mayor, pero acabará siendo una inversión rentable para tu bolsillo y, por supuesto, supondrá un beneficio para el medio ambiente.

Para que puedas conocer qué ahorro energético implica comprar un electrodoméstico de una y otra calificación, te dejamos enlace a un artículo publicado en la página web de la compañía Endesa, en el que podrás ver tablas de consumo y ahorro para los principales electrodomésticos de la casa.

  1. Consumo de agua

Los expertos coinciden en señalar que la escasez de agua en muchas partes del mundo será uno de los principales problemas a los que se enfrentarán las próximas generaciones.

En realidad, se trata de un fenómeno que ya se afronta periódicamente en muchas zonas de nuestro país y que, según todas las previsiones, se agravará en un futuro.

Cerrar correctamente los grifos y repararlos en caso de que goteen, optar por duchas cortas, tener un doble sistema de descarga con interrupción en el inodoro, y no utilizarlo como papelera son algunas de las sencillas medidas que podemos practicar para ahorrar agua.

Además, aunque las lavadoras y los lavavajillas con la máxima calificación de energética están preparados para adaptar el consumo de agua a la carga, también es conveniente evitar ponerlos con poca carga.

  1. Potencia eléctrica contratada

Contratar la potencia eléctrica que realmente necesitamos es una medida que incidirá en que todo funcione correctamente, sin necesidad de pagar de más.

Hay que tener en cuenta que se asigna un precio fijo al kW en función de la tarifa que tenemos contratadas, y que éste se multiplicará por la potencia que tenemos contratada, por lo que a mayor potencia, más gasto en el término fijo de nuestra factura.

Para saber qué potencia eléctrica debemos contratar, tendremos que tener en cuenta la cantidad de aparatos eléctricos que podemos a llegar a tener conectados al mismo tiempo, sin que “salte” el automático de la casa.

  1. La decoración y hábitos diarios

No dejes los aparatos eléctricos en standby, porque aunque el consumo es pequeño, siguen consumiendo electricidad. Para evitar ese consumo innecesario, bastará con conectar nuestros aparatos eléctricos a una regleta, y desconectarla cuando no vayamos a hacer uso de ellas.

No dejes enchufado el cargador del móvil cuando ya has terminado de cargarlo.  

Elige cortinas que permitan la entrada de la luz del sol, y que en invierno, cuando cae la noche, ayuden a impedir que entre el frío del exterior.

Utiliza colores claros para pintar las paredes. En estas tonalidades rebota la luz que entra del exterior y proyectan luz, lo que contribuye también a crear sensación de amplitud.

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